Una terapia Humanista

En una terapia humanista, no hay respuestas hechas o lugar a la interpretación, no nos fijamos en los “porqués “sino en los “cómo” de nuestra vida. El darse cuenta es un paso que solo se da cuando ponemos conciencia. En relación a este proceso, la Terapia Gestalt invita a estar en el aquí y ahora, en la percepción sensorial, en hablar en primera persona para reconocer y actualizar los pensamientos y emociones

En la consulta de Terapia Gestalt, se recibe y se acompaña a personas que están pasando por una etapa difícil y necesitan apoyo, durante un tiempo, para entender lo que les ocurre que no les hace feliz o les enferma. Quieren encontrar respuestas o maneras para seguir adelante con su vida de una forma saludable, gratificante y más satisfactoria. Es muy difícil dar el paso de reconocer que necesitamos ayuda, es una herida a nuestro ego. Por ello el abordaje de la Terapia humanista es ver a los clientes como seres únicos y capaces, que poco a poco van recuperando su integridad y acogen todo su potencial personal para disfrutarlo y compartirlo de una forma renovada.

La función del terapeuta es acompañar, apoyar y a veces frustrar. Se trata de que cada individuo se sienta en confianza y pueda irse dando cuenta de cómo se auto condiciona y se mantiene una y otra vez en lo establecido sin generar los cambios que le permitirán un vivir mejor. Los mecanismos de resistencia, las necesidades, los temores, las dificultades y situaciones de vida son propios a cada uno y cada una, son un contenido personal, que la persona va descubriendo situándose entonces en una postura cada vez más madura y lucida hacia sí misma y hacia el mundo que le rodea. Tanto con la familia de origen como con la pareja, los hijos, los amigos y demás relaciones sociales o profesionales.

En una terapia humanista, no hay respuestas hechas o lugar a la interpretación, no nos fijamos en los “porqués “sino en los “cómo” de nuestra vida. El darse cuenta es un paso que solo se da cuando ponemos conciencia. En relación a este proceso, la Terapia Gestalt invita a estar en el aquí y ahora, en la percepción sensorial, en hablar en primera persona para reconocer y actualizar los pensamientos y emociones. Es como aprender a tener otra mirada sobre la realidad propia, interna y externa y esta transformación permite que los individuos se hagan dueños de su propia vida desarrollando relaciones interpersonales saludables y creativas.

El dolor, la rabia, la culpa, el sufrimiento, la confusión, la insatisfacción, la tristeza, la soledad o la dependencia pueden dar paso a un sentimiento de aceptación, expansión y plenitud.

Hacer una terapia es tomar conciencia de cómo te encuentras, a nivel emocional, mental, corporal y espiritual, admitir que en algunos aspectos no estás conforme, que anhelas otro estado de mayor salud o confort y que te dispones a cambiar tu mirada para desbloquear lo que en tu vida parece paralizado o estancado. Si padeces ansiedad, depresión, has perdido una persona querida, tienes relaciones de pareja insatisfactorias que se repiten, dolores crónicos, insomnio, tienes dificultades sociales, carga emocional, miedos, poca autoestima o problemas alimenticios o de adicción, tienes que saber que existe un vivir mejor y que puedes crear tu propia vida.

Necesitas de tu voluntad para ir desarrollando tus propios apoyos y sentirte seguro. Tus emociones, tus creencias y tus sensaciones te sorprenderán y quizás te sientas perdido durante un tiempo, eso es normal. Pero en este proceso vital estarás acompañado por tu terapeuta. Es como el niño que empieza a andar, ya tiene un recorrido hecho (movilizó todos sus músculos, se arrastró por el suelo, gateó, se cayó, se volvió a levantar) y poco a poco lo ha logrado, se ha afianzado lo suficiente como para poder soltarse y dar unos pasos hacia lo desconocido, lo nuevo. Quizás sus padres le animaron y confiaron en que podía hacerlo, quizás no lo hicieron y sin embargo, contemplaron lo inevitable: camina. El niño lo hace, la humanidad lo hizo y los individuos, cuando pasan por un proceso de crecimiento personal también lo hacen: desbloquean la energía vital y pueden respirar, expresarse, moverse, comunicarse y ser ellos mismos.

La lucha entre lo que quieres ser y lo que eres desaparece con el tiempo y empiezas a funcionar muy bien siendo lo que eres y toda esta energía que empleabas en taparte, esconder lo que no te gustaba de ti, en criticar, desear, enfermar, está finalmente disponible para vivir, innovar, emprender, compartir, amar.

En las terapias se ve como una y otra vez, cada uno, desde su individualidad, historia personal y a pesar de las desgracias que le toca vivir, logra superar los obstáculos y fortalece su ser lúcido, siendo cada vez más creativo y creativa para vivir su vida.

Es como un milagro que se repite, día tras día, sin embargo no hay receta mágica y se trata de un proceso que requiere tiempo y una terapia no te servirá de nada si no quieres que te sirva. En cambio, si te concedes un voto de confianza, echas valor y te tratas con cariño lo lograrás, y el mérito será todo tuyo.

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