Un hogar sin química

Pasamos tanto tiempo de nuestra vida entre cuatro paredes (en casa, la escuela, el trabajo, en el tiempo de ocio) que la calidad del aire dentro de los edificios hoy en día tiene una enorme importancia a la hora de cuidar nuestra salud. Hay que tratar que la atmósfera interior se mantenga en unas condiciones favorables para la vida y esto, en muchas ocasiones no se cumple.

El aire debe tener una proporción adecuada de humedad y temperatura (sólo se consigue el confort térmico, si entre las dos hay una buena relación); también ha de contener un elevado porcentaje de los beneficiosos iones negativos (abundantes en un bosque y escasísimos en una ciudad o dentro de algunos edificios); debe estar exento de sustancias químicas sintéticas que interfieran en nuestros procesos biológicos (algunas son muy tóxicas) y se ha de procurar que exista una renovación de aire adecuada tanto en los lugares públicos como en los hogares (debería ser 1 ó 2 veces cada hora), así se consigue reducir los niveles de gas radón, aumentar la cantidad de iones negativos y de oxígeno disminuyendo el CO2 y otras sustancias tóxicas que se acumulan en el aire interior de un edificio debido, sobre todo, a los materiales de construcción, decoración, mobiliario y limpieza y mantenimiento del mismo.

Existen diversos sistemas y aparatos para regular las condiciones ambientales del aire que respiramos dentro de un edificio. Pero hemos de tener cuidado, porque en ocasiones es peor el remedio que la enfermedad. Por lo general, la mejor solución la tenemos al alcance de la mano con elementos naturales. Estos son algunos ejemplos:

-En el mercado hay muchos ionizadores, pero la mayoría de ellos ionizan por efecto punta produciendo ozono y liberando al ambiente partículas metálicas; ambas cosas no deseables. Los mejores productores de iones negativos son las plantas verdes en la fotosíntesis.

-Los ozonizadores se emplean para desinfectar y eliminar olores delante del público en algunos edificios, comercios y restaurantes, sin tener en cuenta el peligro que existe por el contacto directo con este gas tan oxidante aunque de agradable “olor a tierra mojada”. Una correcta ventilación y el uso de colas, pinturas, barnices, detergentes y cosméticos naturales, sin química sintética ni tóxicos, eliminan del aire los olores y la necesidad de ambientadores. Es mejor aprovechar el perfume natural de las plantas y las flores.

-Los sistemas de aire acondicionado y renovación de aire, con sus conductos, son la causa de graves problemas: aparición de legionella en los intercambiadores así como una extensa “fauna y flora“ de bacterias y hongos en los conductos y una fuerte ionización positiva (perjudicial para las personas), por el rozamiento del aire en los conductos, entre otros trastornos.

Las plantas ejercen una acción de filtro en el aire, además de aportar gr (generalmente muy necesaria con el aire acondicionado) y nos proporcionan oxígeno mientras consumen el CO2 del aire producido por nuestra combustión. En investigaciones llevadas a cabo por la NASA, se han descubierto las propiedades absorbentes de algunas plantas ante productos tan contaminantes y tan frecuentes en nuestras vidas como son:

-El formaldehído, gas irritante de los ojos, nariz y garganta — presente en los muebles de madera aglomerada y colas, en la espuma de poliuretano, productos de limpieza, en moquetas y suelos plásticos y en el humo del tabaco.

-El tricloroetileno (T.C.E.), probable cancerígeno hepático — utilizado en un 90% por las tintorerías también presente en pinturas, tintas, lacas, barnices y adhesivos.

-El benceno, irritante de la piel y de los ojos, cuya exposición prolongada a pequeñas dosis, además de dolores de cabeza y pérdida de apetito, se ha relacionado con la leucemia — empleado muy frecuentemente como disolvente, presente en la gasolina, en tintas, aceites, pinturas, gomas, plásticos, detergentes y en el humo del tabaco.

El resultado de las investigaciones con las plantas ante estas sustancias químicas, se resume a continuación:

Hiedra (hedera helix): en espacios cerrados, filtra importantes cantidades de tricloroetileno, formaldehído y benceno; unos 10 microgramos por cm² de hoja en 24 horas(10 µgr/cm²/día).

Sanseviera : absorbe 11 µgr de formaldehído, 10 µgr benceno y 3 µgr de T.C.E.,en el mismo período de tiempo por cada cm² de hoja de la planta.

Drácena marginata: filtra 3,8 gr de T.C.E., 2,6 gr de formaldehído y 4 gr de benceno , en las mismas condiciones.

Deremensis: se comporta de forma similar ante estos compuestos químicos.

Spatiphyllum : 3,3 gr de T.C.E., 5 gr de benceno por cm² y día.

Gerbera jamesonii : elimina 22,5 gr/cm² de hoja/día de benceno.

Crysanthemum : 18 gr de benceno, por cm²/ día.

Chamaedoria seifritzii : 5,3 gr de formaldehído y 1,8 gr de T.C.E.

Chlorophytum :4,2 gr de formaldehído.

Aglaonema : 4,8 gr de benceno.

Scinapeus sureus : 3 gr de formaldehído.
Philodendrum oxycardium :5 gr de formaldehído.

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