Para cumplir años de la mejor manera, existen varios consejos que pueden ayudar a conseguir nuestro bien más preciado: salud y energía.
Lo más importante para mantener la salud es utilizar cada parte de nuestro cuerpo, sin olvidarnos de ninguna: utilizar y entrenar nuestra capacidad mental, utilizar nuestros músculos y corazón haciendo ejercicio y mantener los cuidados básicos de una alimentación sana.
Somos lo que comemos
Los excesos y la mala alimentación llevados durante la vida terminan pasando factura con el paso de los años, pero por suerte gracias a la ingesta de ciertos alimentos se pueden prevenir algunas de las enfermedades asociadas al envejecimiento. Por ejemplo:
-Los pescados azules y los frutos secosson ricos en ácidos grasos omega 3, que ayudan a prevenir las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades degenerativas cerebrales.
-Los antioxidantes también son importantes, ya que retrasan los procesos de envejecimiento celular y orgánico. «Los más conocidos son las vitaminas A, E y C, el selenio, el zinc, la levadura de cerveza…», pero sobre todo con la ingesta de frutas y verdurasde forma regular se consigue un aporte suficiente de antioxidantes.
-En España tenemos la gran suerte de encontrarnos con una dieta mediterránea, en donde no puede faltar el aceite de oliva, que eleva los niveles de «colesterol bueno» (HDL) y reduce los del «malo» (LDL). Además, la fibra dietéticaes esencial para combatir el estreñimiento y protege frente al cáncer de colon.
Además de elegir los alimentos adecuados para cultivar nuestra salud, otros secretos son:
– Hacer comidas ligeras y repartidas en 4 ó 5 tomas al día.
– Mantener la situación de peso normal y realizar los cambios necesarios para alcanzarlo.
– Tener un aporte abundante de líquidos.
– Entrenamiento de nuestro cerebro
El envejecimiento es un proceso de evolución natural del cuerpo y el mismo principio lo cumple el cerebro el cual va perdiendo capacidades de una manera natural, pero esta pérdida normal puede verse disminuida si se entrena al cerebro, ya que con ello se consigue una mayor plasticidad neuronal.Los especialistas recomiendan la realización de cualquier tipo de actividad intelectual, siempre y cuando estos ejercicios le gusten y motiven a la persona, ya que obligar a alguien a hacer algo que no le gusta puede tener consecuencias negativas.
Ejercicio para mantener nuestro cuerpo
Diversos estudios demuestran que las personas que son activas físicamente viven más años y con mejor calidad de vida. Simplemente este dato debería ser el desencadenante de querer realizar el ejercicio físico necesario.
Como hemos escuchado en muchas ocasiones, es muy importante hacer mínimo media hora diaria de ejercicio físico moderado adaptado a la edad y a las condiciones del sujeto; de esta manera mantendremos con vida nuestra musculatura, la cual necesita sentir el movimiento y que fluya la sangre, los nutrientes y la energía. Todo ello se consigue con el movimiento. Algo muy sencillo y de vital importancia. A la hora de realizar esta media hora de ejercicio hay que tener en cuenta que lo aconsejable es realizar primero una fase de calentamiento, otra de ejercicio propiamente dicho y una última de vuelta a la calma. Asimismo, según aumenta la edad del paciente, la intensidad del ejercicio también debe disminuir. Pero lo más importante es que nuestro ejercicio no se convierta sólo en una media hora que dedicamos, sino una manera de vivir.
Los beneficios de “mover el esqueleto” son muy amplios:
-Mejora las cifras de tensión arterial y el control de la diabetes, y retrasa su instauración.
-Mejora el perfil lipídico, la función articular, la movilidad, la densidad ósea y el sistema vascular periférico.
-A nivel emocional, reduce la ansiedad, la depresión y el insomnio.
-Reduce la incidencia del cáncer de colon y pulmón.
Abandonar los malos hábitos
Dentro de los malos hábitos, uno de los más importantes y habituales que afectan a una aceleración de la vejez es el hábito de fumar.
Fumar es un hábito que influye en todos los órganos; el monóxido de carbono no sólo afecta a los pulmones, produciendo enfermedades pulmonares, sino que además, produce todo tipo de disfunciones diversas como aumento del colesterol LDL y reduce el HDL: esto produce que «las arterias se recubran de lípidos formándose placas que pueden desembocar en un infarto o una angina de pecho».
Por tanto, «los ancianos que fuman muestran un incremento de morbilidad y mortalidad respecto a los no fumadores, comparados con su grupo de edad, y con edades más jóvenes».
La edad va acompañada de una aparición natural de pérdida de elasticidad de la piel, manchas, sequedad progresiva y arrugas. Por si fuera poco, produce pigmentaciones amarillas de los dedos y uñas e hiperpigmentación de la mucosa oral, halitosis y gingivitis con pérdida precoz de piezas. También es una causa importante en la caída del cabello. Por todo ello: “nunca es tarde para dejar de fumar”.