Los niños hiperactivos

En demasiadas ocasiones etiquetamos de hiperactivos a nuestros hijos y no estamos siendo justos con ellos. Cierta hiperactividad es normal en determinados estadios del crecimiento. Los mal llamados niños “hiperactivos” pueden ocultar detrás de esa etiqueta problemas tan dispares como la ingesta excesiva de azúcares refinados, aditivos en la alimentación, desórdenes bioquímicos y carencias de vitaminas y minerales… que afectarían negativamente a la atención, percepción y aprendizaje.

¿Qué es la hiperactividad infantil?
Es un trastorno de la conducta del niño descrito por primera vez en 1902 por Still. Se define actualmente bajo el término de Trastornos de déficit de Atención con Hiperactividad. Afecta entre el 3% y el 5% de los niños menores de 10 años sobretodo varones.

La etiología no es muy clara pero existen varias hipótesis, entre otras, el desequilibrio en los niveles de los neurotransmisores que sería responsable de las dificultades que el niño tiene para centrar su atención y mantenerla durante un cierto tiempo, así como la falta de autocontrol y los cambios bruscos en su estado de ánimo. Otra de las causas puede ser una disminución de flujo sanguíneo cerebral en la áreas prefrontales así como la disminución del metabolismo de la glucosa en las áreas frontales. O los factores psicosociales, como los problemas familiares.

Características típicas
Entre los rasgos más comunes sobresalen las dificultades de atención, impulsividad e hiperactividad. Destaca en el niño hiperactivo su dificultad para mantener la atención y concentrarse, la incapacidad para terminar lo que empieza ya que salta de una tarea a otra, evitando así situaciones que impliquen un esfuerzo mental, lo que a menudo se traducen en un bajo rendimiento escolar. Parece distraído y que no escucha cuando se le habla. Con frecuencia pierde cosas que necesita. Actúa impulsivamente sin reflexionar demasiado o nada sobre las posibles consecuencias. Habla demasiado, interrumpe frecuentemente y es incapaz de esperar turno, no respeta las reglas del juego. Y en el plano emocional se manifiesta con cambios de humor e intolerancia a la frustración. En cuanto a la hiperactividad, el niño no para quieto ni un minuto, está en continuo movimiento, corre, salta… Su excesivo movimiento carece de finalidad. Es incapaz de quedarse sentado durante mucho tiempo. Esta hiperactividad aumenta cuando están en presencia de otras personas y disminuye cuando está solo. El comportamiento de estos niños es inmaduro e inapropiado para su edad.

¿Cómo se diagnóstica?
No es un trastorno fácil de medir, ya que la conducta no suele ser demasiado extraña en niños de la misma edad. Conviene descartar posibles causas neurológicas, auditivas o nutricionales.
La entrevista con los padres y el estudio psicológico valorará la existencia de trastornos por ansiedad, problemas emocionales etc.

Tratamiento
Antes de comenzar con los psicoestimulantes, sería bueno intentar comunicar con el niño de manera tranquila, relajada y paciente. Es beneficioso centrarse en los logros y éxitos del niño y no en las conductas negativas. Las instrucciones de los adultos han de ser breves y concretas. Y establecer horarios con tiempos para cada cosa. Es importante no mostrarse permisivo, ya que un ambiente sin límites y normas claras favorecen la dispersión del niño. Suele ser positivo tanto en clase como en casa hacerle responsable de actividades que le permitan levantarse de vez en cuando como dar avisos, hacer recados, etc. Un niño hiperactivo necesita de nuestra comprensión ya que no es fácil para el tolerar la frustración día tras día, sentirse rechazado por los compañeros e incluso por profesores lo que en algunos casos le lleva incluso a somatizar en síntomas que aparecen antes de ir la escuela.

La NUTRICIÓN : El consumo excesivo de azúcares refinados provoca disminución de vitaminas del grupo B(que son especialmente importantes para el funcionamiento del cerebro y sistema nervioso), lo que ocasiona problemas de irritabilidad, falta de concentración e hipercinesis. Por tanto, una dieta en la que se evitan los aditivos, los alimentos refinados, azúcares y productos que lo contengan y se aportan más cereales integrales(ricos en comlejo B), verduras y frutas puede contribuir a tratar la hiperactividad.

La HOMEOPATÍA: Siempre será un tratamiento individualizado. Existen varios medicamentos homeopáticos para el síndrome hipercinético como Nux Vomica, Tarentula Hispana, Mercurius solubilis, Zincum metalicum, Hyosciamus o Cina entre otros. Los medicamentos homeopáticos junto con los cambios nutricionales y la psicoterapia pueden suplir en muchos casos la necesidad de psicoestimulantes.

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