Lesiones y enfermedades neurologicas

Cuando se produce un accidente que afecta al sistema nervioso, en el encéfalo o en la médula espinal, en un principio el sistema sanitario se vuelca para estabilizar la salud de estas personas. Esto conlleva normalmente una larga hospitalización que repercute también en el estado de ánimo de los pacientes.

Estas lesiones suelen necesitar un largo periodo de rehabilitación y cuidado, por lo que los familiares (padre, madre o cónyuge) ven afectado su equilibrio familiar. Por su parte el enfermo siente sus planes de futuro rotos, con su movilidad restringida, confusión mental, cambios de humor, sin poder comunicarse bien por problemas de dicción, problemas para dormir y angustia. Todo esto conlleva un gran esfuerzo de adaptación por parte del paciente y su entorno.

Durante un tiempo acuden a fisioterapia, a terapia ocupacional, y a diversas terapias, hasta que, desalentados por la falta de progreso, renuncian y tiran la toalla.

Paralelamente al desaliento del propio paciente está el de su cuidador, normalmente alguien de la familia, que se ofrece en ese sacrificio de cuidarle. Etimológicamente, sacrificio viene de sacrun facere, que significa hacer sagrado. Este hacer sagrado implica asearlos, darles de comer, sacarlos a pasear y acompañarlos en todas sus actividades cotidianas, es decir, renunciar a su propia vida y entregársela al enfermo. Aunque sea haga con amor muchas veces hay cansancio y desaliento. Finalmente ambos acarrean el trauma que supone la enfermedad o el accidente, juntos ven como la enfermedad va comiendo terreno a las facultades e incapacitándolos día a día para la vida cotidiana.

El trauma no solo es a nivel físico, sino también emocional y energético. En la memoria celular quedan grabadas todas aquellas experiencias que hemos vivido, y aquellas que no hemos asimilado quedan pesando como una losa que nos impide vivir plenamente.

Normalmente la rehabilitación que reciben estos enfermos abarca los siguientes ámbitos: físico, trabajando articulaciones y músculos para que se atrofien lo menos posible y puedan recuperar algo de movilidad; motor, enseñándoles a moverse con sus nuevas condiciones; logopedia, para recuperar la dicción y psicológico para atajar cualquier estado depresivo.

Todo esto va solo a manifestaciones de la enfermedad, como esa articulación que no funciona correctamente o ese músculo espástico… lo cual está muy bien. Pero no van a donde está el origen de la lesión: al tejido neurológico, a la neuro rehabilitación.

Para lograr esta neuro rehabilitación tenemos una gran herramienta en la Osteopatía Craneosacral que trabaja directamente con el tejido lesionado rehabilitándolo. La osteopatía Craneosacral es una medicina manual que utiliza los huesos como referencia del estado de salud del cuerpo. Utilizando movimientos muy suaves devuelve la correcta movilidad a los huesos, membranas, músculos y órganos del cuerpo.

Una de sus premisas es que donde hay movimiento hay vida. Los tejidos lesionados (en un accidente o en una enfermedad neurológica) están, la mayoría de las veces, edematosos, congestionados, con adherencias y muy traumatizadas, reteniendo además las emociones que se produjeron en el accidente.

El osteópata craneosacral, con suaves manipulaciones en los huesos craneales y en la columna vertebral, o en cualquier otra zona lesionada, accede a conectar con el ritmo inherente del sistema de respiración primaria ayudando a eliminar el edema, la congestión, las adherencias y favoreciendo la regeneración celular y neuronal. Con esto logramos que el tejido recupere la salud, la motilidad y normalizar así el cuerpo físico.

La mayoría de las veces, como consecuencia de un accidente, el tejido nervioso se lesiona gravemente, pero también se lesionan los huesos que recubren el cerebro y la médula espinal, causando además una grave opresión en el tejido lesionado que impide su funcionamiento saludable.

Todas las células de los seres vivos tienen un movimiento inherente llamado motilidad. Si esa motilidad se detiene y la célula entra en contracción, se produce la enfermedad. Y esa contracción viene dada en muchas ocasiones por agentes externos traumáticos, como el golpetazo del coche, o el que se produjera en el accidente, así como la contracción que producen ciertas enfermedades neurológicas.

Además de motilidad, las células tienen memoria. Memoria que hace que se queden grabados todos los acontecimientos que nos han sucedido en la vida. Nuestro cuerpo es como un libro en el que vamos escribiendo nuestra vida. Y los hechos no asimilados son un lastre que nos impiden crecer. Durante las sesiones de osteopatía craneosacral, a la par que vamos rehabilitando el tejido dañado, también pueden emerger estos recuerdos incapacitantes y dolorosos, los que se van procesando, aceptando y eliminando para así poder llevar una existencia más saludable, satisfactoria y feliz.

Paralelamente también es necesario hacer una labor de apoyo con los cuidadores. Ellos también se pueden beneficiar con la terapia Craneosacral biodinámica, pues ayuda a aumentar sus recursos, a recuperarse de los dolores de espalda que normalmente generan el mover a estos enfermos, a tener más fuerza para poder realizar sus tareas de cuidador, a poder expresar sus preocupaciones y emociones en un medio seguro, a ser escuchados y a encontrar nuevas maneras de apoyar a la persona que cuida.

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