Equilibrio mental con ayuda de la homeopatía

Es casi imposible encontrar, en nuestra sociedad actual, una persona que tenga una vida feliz en su totalidad. Todos nos esforzamos por alcanzar aquello que deseamos pensando que así tendremos felicidad y prosperidad. Pero el hecho es que cuanto más trabajamos por lograrla más nos encontramos en tensión y con problemas. Las personas se frustran y se desilusionan después de fracasar en la obtención de aquello que desean, y si la situación persiste, pueden llegar a desarrollar una conducta desequilibrada.

Hoy en día irritarse, enfadarse o deprimirse es lo habitual. Lo que ya no lo es tanto es el ser consciente que esto nos afecta profundamente a nivel físico y mental causando un gran número de enfermedades que la medicina convencional califica de incurables. La restauración de la salud, en estos casos, sólo es posible si resolvemos los conflictos mentales.
Como los deseos son ilimitados y cada cual tiene los suyos, su satisfacción depende de un sinfín de situaciones que se pueden dar o no en función de la percepción que tengamos de la realidad de las posibilidades. Aprender a diferenciar lo real de lo que es una fantasía, es muy importante, y nos evitará muchos fracasos.
Cuando no podemos conseguir lo que creemos que nos dará la felicidad nos frustramos. Es entonces cuando debemos pararnos a pensar si realmente hemos escogido el camino correcto, pero desgraciadamente, muy a menudo eso no sucede, y seguimos por ese mismo camino intentándolo una y otra vez.
El no reconocimiento de lo que somos y de lo que realmente nos hará felices es el pilar básico para desarrollar todo tipo de enfermedades mentales.
Cada uno de nosotros tiene su historia, su cuerpo, gustos, aversiones, entendimiento, actividades, etc, todo esto será tenido en cuenta por el homeópata a la hora de determinar que falla y de intentar encontrar el remedio que restaurará el equilibrio físico y mental. Dicho equilibrio es alcanzado por el paciente cuando este comprende también que lo que desea su corazón y lo que desea su entendimiento tienen que ir en la misma dirección, no quedando sitio, dentro de él, para las contradicciones.
Puesto que los deseos son ilimitados no podemos satisfacerlos todos al máximo, entre otras cosas porque muchos de ellos son incompatibles con los derechos legítimos de los demás. El estado mental de ciertas personas no es capaz de gestionar estas situaciones resolviéndolas con justicia y sentido común, con lo cual no logra encontrar una solución a los problemas y pierde su equilibrio mental.
Algunos de los mecanismos mentales ante situaciones no resueltas son:
-La Supresión: es la exclusión deliberada de la conciencia, emociones e ideas, sobre todo aquellas no aceptadas socialmente.
– La Represión: es la exclusión del dolor consciente, de cuestiones psíquicas desagradables o inaceptables, tales como deseos, impulsos, recuerdos, etc.
Tanto la supresión como la represión afectan dolorosamente el mecanismo emocional y mental provocando desórdenes serios. De esta forma sentimientos e ideas quedan atrapadas en el inconsciente y alteran el normal juicio de las situaciones.
Todos hemos sido testigos, alguna vez, de cómo dos personas discuten sobre algún tema y una de ellas percibe la realidad distorsionada, sin embargo no da su brazo a torcer por más pruebas que le mostremos. Otro ejemplo es el de hacer ver al otro que lo más ilógico es lo más lógico, en base a una serie de argumentos, que por si solos no convencen a nadie, pero que siembran la duda en la persona a la que intentan convencer. Es impresionante observar como la mayoría de la población de las modernas grandes ciudades presenta alteraciones de este tipo. Muchos de ellos no son conscientes, pero con su visión distorsionada no sólo se van haciendo daño a si mismos, sino también la los demás.
Los desórdenes mentales pueden permanecer escondidos durante años hasta alcanzar el tope de la enfermedad, es cuando sobrevienen las “crisis” que se pueden manifestar hacia adentro (autismo, depresión, estados catatónicos, automutilaciones, suicidio, etc) o hacia fuera (agresividad, manías, fobias, histeria, etc). En todos estos casos la ciencia de la Homeopatía puede ayudar mucho.
Algunos de los remedios más empleados, estudiando siempre el caso particular, son:
– Ansiedad: Acónitum, Arsénicum, Borax
– Neurastenia (falta de energía y debilidad nerviosa): Lahesis, Gelsenium, Sepia.
– Psiconeurosis obsesivo-compulsiva (manía): Lycopodium, Nux Vómica, Tuberculinum.
– Fobia (temor absolutamente anormal): Belladona, Silicea, Pulsatilla.
– Histeria (hipersensibilidad psíquica): Hyosciamus, Sulphur, Cina.
– Delirio y Paranoia (entendimiento equivocado): Thuya, Mercurius, Aurum.
– Esquizofrenia (Destrucción de la personalidad): Anacardium, Phosphorum, Apis Mellifica.

Por último comentaré que los enfermos mentales, al margen de la herencia paterna que marca mayor o menor tendencia, a menudo desarrollan su enfermedad por encontrarse en situaciones adversas que la desencadenan. Estas pueden ser ambientales (económicas y sociales), y sentimentales. Estas últimas son las que más pesan, pues a menudo estos enfermos han sido niños rechazados por sus padres, que han sufrido abusos e injusticias, que no se han sentido queridos o que no se les ha valorado.

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